3 obras del autor: Bernardo - (Ricardo Bernardo)

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Apunte Biográfico

(Solares, 17 de julio de 1897 - Marsella, 12 de noviembre de 1940), fue un pintor español integrado en los movimientos de vanguardia anteriores a la Guerra Civil Española (vanguardias históricas). Perteneció al colectivo de artistas que fueron silenciados y en casos eliminados por el franquismo como consecuencia de su compromiso con la II República.

Su pintura evolucionó desde el tradicionalismo de carácter costumbrista de su juventud; pasando por un periodo de formación que coincide con su estancia en París y Cuba, con una especial preocupación por el dibujo; hasta alcanzar la madurez pictórica en la que, con un estilo personal, simplifica formas y colores.

Nace el 17 de julio de 1897, en Solares (Cantabria). Sus padres Rafael Bernardo Lastra[3] (Natural de Solares) y Rufina Pérez Portilla (natural de Ibio), vivían en el momento de su nacimiento de un próspero establecimiento de bebidas. Fue el cuarto hijo de seis hermanos (Manuel, María, Rafael, José Carlos, Julio y el propio Ricardo) y siempre se sentirá especialmente unido a su hermana María.

Estudia primaria en la Escuela Nacional de Valdecilla, quedándonos de esta época (Bernardo cuenta diez años) dos cuadernos de dibujo donde muestra ya sus aptitudes. Cuando solo cuenta doce años, aparece en la prensa un artículo sobre él en el que se elogian sus pinturas tomadas del natural, sus retratos y una copia de La fragua de Vulcano de Velázquez. Se conservan algunas de estas sus primeras obras, pricipalmente copias de diversos clásicos: Los borrachos de Velázquez, El sueño de Jacob de Ribera, La familia de Carlos IV de Goya,...

En 1910, tras conseguir una beca de la Diputación de Cantabria, ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando donde toma clases, entre otros, de Muñoz Degraín, catedrático de paisajes, apreciándose su influencia en los paisajes con aire romántico de su primera etapa. Esther López encontró documentación en la Academia relativa a Bernardo en los cursos 1912-1913, 1914-195 y 1917-1918,[4] curso, este último, en el que abandona la Academia sin que se conozcan las causas.

Regresa a Santander donde comienza su carrera artística. El 2 de febrero de 1918 expone por primera vez en el Ateneo, repitiendo en agosto en una exposición colectiva junto a Solana, Gerardo Alves, Flavio San Román y otros. También participa en otras exposiciones, cabe destacar su participación en la Exposición General del Ateneo de Madrid que ese año se celebra en Santander. El 23 de octubre de 1919 expone por segunda vez en solitario nuevamente en el Ateneo, y nuevamente con éxito de público y crítica: "Es evidente, por las críticas recogidas en los periódicos, que las obras que Ricardo exhibió, no solo fueron bien acogidas, sino que revolucionaron al público santanderino, llegando a ser designado como "el Pereda del lienzo".

El 23 de mayo de 1920 llega a París con el ánimo de entrar en contacto con las nuevas tendencias pictóricas que en aquel tiempo pasaban necesariamente por la capital francesa. Va con una beca de la Diputación de Santander y su primera actividad fue visitar el Salón de Artistas Franceses.

Sin demasiados datos sobre su estancia en París, se sabe que entró en contacto con los pintores Beltrán Masses y Sert; también, que le sobrevino una enfermedad y que como consecuencia de ella cayó en un estado depresivo, apartándole de su labor artística durante un tiempo. Repuesto, realiza, principalmente, numerosos desnudos que no conserva por no satisfacerle y de los que hoy nos queda la Venus morena, "mórbida y llena de tristeza y lujuria según sus propias palabras". Simultáneamente, figura como expositor en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en el Palacio de Exposiciones del Retiro de Madrid el verano de 1920.

En 1921 regresa a España y, por unos meses, se encierra en Ibio, ciudad natal de su madre. Allí pinta y se documenta sobre arte y tendencias artísticas. Su amigo Pedro Lorenzo se encarga de suministrarle libros, colores y hasta una cámara fotográfica que Bernardo le solicita.

Hasta 1924 que viaja a Cuba, pasa por Madrid, sus alrededores (El Paular) y Segovia. En esta época su actividad pictórica es intensa. En 1923 regresa a Ibio para preparar la exposición que tendrá lugar en La Habana y que él denomina Las cosas americanas. Durante los primeros meses de 1924 sigue preparando la exposición instalado en Laredo.

Su viaje a Cuba es fundamental en su trayectoria pictórica, de él volverá con nuevas ilusiones y una nueva visión sobre su trabajo, con la intención de realizar una pintura personal y sin concesiones. El 19 de mayo expone en el Salón de Bellas Artes de La Habana con éxito de crítica y público, haciéndose eco de ello la prensa local. Al éxito le suceden los encargos: "Trabajo intensamente y con más alegría, pues veo la perspectiva futura. Ya podré volcarme en mis nuevas obras. Pintaré lo que me interese y donde me interese, sin concesiones de ningún género".

A finales de 1924 siente nostalgia y decide regresar a España.

El 1 de abril de 1925 llega a España y es recibido con entusiasmo por la prensa santanderina, entusiasmo que no se mantendrá en la presentación de sus nuevas obras, que no consiguen la acogida favorable de su anterior trabajo. Los siguientes años participa en diversas exposiciones: en Madrid, en la Exposición de Artistas Ibéricos; en Santander en el Ateneo y el 26 de marzo de 1926 participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes con dos lienzos. 1926 le es un año especialmente duro: muere su padre y su hermana María, con la que siempre se mantuvo muy unido, decide trasladarse a Ceuta.

También, son años en los que vive en la estrechez económica. Viene y va de Madrid a diversos puntos de Santander: Comillas, Castro Urdiales, el propio Santander,... y sus estados depresivos se suceden, "No tengo humor para nada. La vida es algo odioso. ¿Cúando podrá sonreir una de mis cartas? Creo que nunca". En marzo de 1927 viaja a Ceuta para reunirse con su hermana, donde se ve impresionado por la luz mediterránea.

En 1928 y 1929 las exposiciones se suceden (Exposición de Artistas Montañeses en el Ateneo de Santander, Primera Exposición de Pintura y Escultura de Castilla y León, en Santillana del Mar) y a su labor pictórica se suma la de crítico de arte y dibujante e ilustrador de libros. En 1930 pasa unos meses en Mojácar, allí pinta una amplia serie de paisajes con el pueblo, sus calles y sus casas como protagonistas.

En este tiempo, Ricardo Bernardo ya ha encontrado un estilo personal, iniciando su periodo de madurez.

El 14 de agosto de 1930 se afilia al Partido Republicano Radical Socialista con el carnét Nº 1, en 1931 participa activamente en la campaña de las municipales que provocaría la caída de la monarquía y promulgación de la Segunda República Española y en noviembre ingresa, con el sobrenombre "Rousseau", en una lógia masónica.

Estos años son de especial significado en su vida personal: el 2 de noviembre de 1931 se casa con Carmen Ganza Muñiz, Carmen había servido de modelo para su Desnudo en 1930; en 1931 la pareja pierde el hijo que esperaban y en 1935 nace su único hijo.

Durante estos años pinta y expone con regularidad, nuevamente le acompañan las críticas favorables (en 1930 el Museo de Bellas Artes de Bilbao le compró un lienzo de la serie de Mojácar como consecuencia de las buenas críticas que aparecen en la prensa), a esa labor pictórica une un breve paso por la enseñanza como profesor interino del Instituto de Secundaria de Torrelavega (1932) y no abandona su militancia política que le lleva a presidir la Comisión de Bellas Artes de Santander (1936).

Cantabria se encuentra rodeada por las tropas sublevadas desde los primeros meses de la Guerra civil. En diciembre de 1936, preocupado por la seguridad de su familia, se traslada a Celorio, en junio de 1937 vuelve a Santander y, ante el avance de los sublevados, el 9 de agosto embarca con su familia con destino a Francia (El 26 de agosto Santander sería tomada).

Desembarca en Bayona y se instala en Bon Encontre para posteriormente hacerlo en Agen. Los siguientes años, hasta su prematura muerte, los pasará trasladándose de un sitio a otro, intentando vivir de su pintura y carteándose con otros exiliados. Joaquín Sunyer le escribirá: "He pintado y hemos vivido, que es bastante en estos tiempos. El porvenir ¿Qué nos dará? Nos apoyaremos en nuestro país y éste se derrumbará trágico y ensangrentado".

A finales de octubre de 1940 se traslada a Marsella. En 1932 ya tuvo graves problemas de salud que lo mantuvieron al borde de la muerte. El 2 de noviembre le sobreviene una hemoplegía siendo necesario, el dia 8, su ingreso en el hospital donde fallece cuatro días después, el 12 de noviembre de 1940. El día siguente recibió sepultura en el cementerio de Marsella donde descansa en la actualidad, 2009.

Su pintura, al lógico periodo de formación en el que Bernardo se preocupa de adquirir una buena técnica, en la que es fácil apreciar diversas influencias, le sucedió otro de transformación que coincide con su vuelta de Cuba, en el que de forma consciente y perfectamente intencionada busca un estilo propio, desembocando en su periodo de madurez artística, en el que toda la variedad de temas que toca los acomete con un estilo muy personal.

Bernardo fue un pintor precoz. Se conservan pinturas suyas ejecutadas a la temprana edad de 12 años. Principalmente, óleos sobre tabla de pequeño formato, copias de cuadros clásicos (cuadros de Ribera, Velázquez, Goya,...); pero, también, motivos tomados del natural y numerosos bocetos y apuntes.

En este prolongado periodo puede observarse su preocupación por la composición y el dibujo. En una primera época, en su pintura, abundan los paisajes con una clara influencia de su profesor Muñoz Degrain y composiciones costumbristas, advirtiéndose en éstas la influencia de Zuloaga. También, son de esta época sus primeros retratos y composiciones de figuras humanas.

Su breve estancia en París supone una primera evolución en su obra. Desprendiéndose de influencias anteriores, ahora es Ingres su modelo a seguir. De su influencia conservará el modo de afrontar los retratos y, principalmente, las composiciones de figuras humanas; también, una predilección por los colores suaves acentuada en su periodo de madurez.

Bernardo preparó con especial interés su primera exposición en Cuba. Encerrado en Ibio, pueblo natal de su madre, y Laredo, dedicó varios meses de concienzudo trabajo.

Una vez en Cuba, su luz le sorprenderá favorablemente (posteriormente hallará parecidos universos de luz en Ceuta y Mojácar). A la exposición de La Habana le sucede otra en Cienfuegos, acompañadas, ambas, por críticas favorables y numerosos encargos. Fue esta buena acogida de su obra, el nuevo ánimo que le infundió, lo que propició su ulterior evolución. Cuba significó, más que el descubrimiento de una nueva pintura, un estado anímico y una confianza en sí mismo que le llevó a afrontar su futura pintura con mayor libertad.

Vuelve a España decidido a crear una pintura personal y sin concesiones. El proceso es lento, sus primeras exposiciones tras su regreso no alcanzan el éxito y la acogida que tuvieran las anteriores, y son años en los que deberá abrirse camino poco a poco. Su pintura va adquiriendo un mayor expresionismo, los colores se suavizan y la pincelada se suelta.

Si lo juzgamos a través de los parámetros de Zola ["No se trata de agradar o desagradar; se trata de ser él mismo, demostrar su corazón desnudo y formular enérgicamente una individualidad"], Podemos decir que estamos ante un artista. Ricardo Bernardo muestra su corazón al desnudo y formula enérgicamente su individualidad, corriendo el riesgo con ello de la incomprensión de parte del público que tanto le había alabado.

"El material conservado de esta época es un total de casi ochenta obras y múltiples bocetos. Si tenemos en cuenta el descenso de la creación artística, motivado por los años de guerra y exilio, así como por el cúmulo de acontecimientos personales y políticos, que mermaron notablemente su capacidad creativa, podemos calificar el conjunto de obras que conocemos como importante".

El que se denomina su periodo de madurez no es sino otro periodo de indagación. En él ya puede apreciarse un estilo personal, pero no abandona la búsqueda. Su pintura es un resumen de lo aprendido y practicado durante tantos años. Las formas se vuelven más esquemáticas, la pincelada se desdibuja y los colores se simplifican. Aborda todos los temas, aunque nuevamente destacan tres grandes grupos: retratos, composiciones con figuras humanas y paisajes. Los afronta sin la ruptura drástica de otros vanguardistas, pero con una factura personal que lo identifica.

Bernardo murió prematuramente. Muchos contemporáneos suyos, es a partir de la edad en la que él muere cuando desarrollan el grueso de su obra. Así, puede considerarse que nos falta de él la que habría sido su trayectoria final y más fructífera.

Muchos fueron ajusticiados y otros asesinados; algunos murieron por torturas o enfermedades en prisión o campos de concentración; unos cuantos cayeron en el frente y solo un pequeño número logró esquivar una muerte segura. Pero todos ellos y sus obras fueron borrados de la memoria artística de España. Desde la llegada de la democracia han empezado a ser recuperados de un injusto olvido.

Sobre Bernardo "cayó una espesa sombra" que ha impedido la valoración objetiva de su obra y su reconocimiento, permaneciendo ausente del panorama cultural español durante cuarenta años, hasta que en 1979 el Museo de Bellas Artes de Santander le dedicara una exposición homenaje. Posteriormente, Esther López Sobrado acometió una labor de investigación para recobrar la memoria de su biografía y su obra.

En la actualidad, algunas se sus obras se encuentran desaparecidas o en paradero desconocido; otra gran parte de su obra, dispersa en colecciones particulares; pudiéndose contemplar una mínima parte de su producción en diversos museos e instituciones: Museo de Bellas Artes de Santander, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Ateneo de Santander.

(Información obtenida de Wikipedia)