Obtiene su primer premio con tan solo 16 años de edad, aquel que concede el Certamen Provincial de Arte, y pocos años mas tarde, en 1964 marcha a Alemania donde reside varios años en la ciudad de Nüremberg. Multitud de exposiciones y mas de un premio durante la década de los sesenta y sobre todo una exposición individual en la Galería Majestic de Barcelona de un éxito sin precedentes, le llevan a tomar la decisión de dedicarse por completo a la pintura en el año 1974. En 1978 es elegido Académico de Número por la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, cargo del que dimite un año después, creando el Colecivo Palmo.

Cultivador de un surrealismo prospectivo, que en algún caso roza lo naif en su pureza; preciosista de bufones, enanos y toreros; simbólico y complejo, Bejar, según Guillermo Díaz-Plaja, “nos muestra una realidad perfectamente descrita, pero, desde detrás de sus modelos, nos guiña el ojo de su inteligencia irónica que está “de vuelta” de la visión primaria de la verdad y nos la ofrece desdoblada en los infinitos pliegues en los que se refracta”.