Josep de Togores i Llach (Sardañola del Vallés, Barcelona, 19 de julio de 1893- Barcelona, 17 de junio de 1970) fue un pintor español.

Hijo de Josep de Togores i Muntades, presidente de la Asociación de Clubs de Fútbol de Barcelona y cofundador del diario El Mundo Deportivo, a los 13 años Togores sufre una meningitis y se queda sordo, lo que le lleva a interesarse por la pintura. Comienza su formación artística con Joan Llaverias y Fèlix Mestres.

Gracias a una beca del Ayuntamiento de Barcelona, en 1907 marcha a París, donde entra en contacto con la obra de Paul Cézanne. En Bruselas pinta un cuadro (El loco de Cerdanyola) que es premiado en la Exposición Internacional que celebra la ciudad. Descubre el arte de Rembrandt y, en su visita a la Exposición Internacional de Arte del año 1907 en Barcelona, las obras de Monet ante las cuales quedará fascinado. Comienza entonces a pintar pequeños óleos como el retrato del pintor Alexandre de Riquer. Con dieciocho años ya es un artista presente en las exposiciones importantes de la ciudad.

En 1913 entra en contacto con la escuela de decoración de Joaquín Torres García, gracias a l cual, obtiene el encargo de realizar la decoración mural de la Capilla de Anna Girona en Poblet.

En 1917 conoce a Picasso, que le hace implicarse en las teorías del cubismo y entrar de lleno en el circulo de artistas de ese movimiento.

Togores entra a formar parte de la Agrupación Courbet de Barcelona, y una vez finalizada la Primera Guerra Mundial vuelve a París, donde entra en contacto con el surrealismo gracias a su relación con artistas como Georges Braque, Arístides Maillol, Max Jacob o Picasso, llegando a firmar un contrato de exclusividad con el marchante de éste, Daniel-Henri Kahnweiler, hasta 1931. Éste será su período más surrealista y experimental.

Durante los años 1920 comienza a ser conocido en Europa, y durante los años siguientes explora diferentes estilos como el cubismo o el academicismo, dejándose influir por las vanguardias de la época y llegando a tener influencias del clasicismo.

1932, supone un abandono de las formas más experimentales, para regresar a la figuración, su retorno a Barcelona y el cambió de marchante, ahora Francesc Cambó. Con estos cambios, comienza un periodo de gran actividad retratística, siendo requerido por los personajes más relevantes de la sociedad catalana, pasando a ser, junto a Joaquín Mir, uno de los pintores más cotizados del momento. Con el estallido de la guerra civil, envía a su familia a Francia mientras que el pasa los primeros momentos del conflicto en Barcelona, aunque en breve, tendrá que marchar él también, ante el empeoramiento de la situación. En 1939, regresa a España, donde con gran prestigio, continua trabajando, hasta que en 1970 es atropellado en el Paseo de Gracia de Barcelona y fallece.