Aguascalientes, 1897 – Ciudad de México, 1973

Hijo del dueño de un taller de encuadernación, da muestras de su vocación desde muy pequeño, pintando en los muros de las casas, antes de ser encaladas. A los diez años es ya un alumno precoz en la escuela del maestro Tovilla, de la que recuerda: “Confieso que aprendí poco en aquel templo del arte….. No dibujaría ya con mi antigua libertad. Al trazo libre, espontáneo, con el que solía evocar el mundo físico, le sucedía un fastidioso grafismo de líneas con gruesos y delgados que eran modulados con minucia aterradora. Fui el más mediocre entre todos los vespertinos concurrentes y, desde aquellos lejanos días, enemigo de las academias”. Tras acabar sus estudios primarios, trabaja como carpintero de segunda, en los Talleres del Ferrocarril Central Mexicano en Aguascalientes.

En 1917 se traslada a Ciudad de México, donde, pese a ser enemigo de las academias, se matricula en la Academia Nacional de Bellas Artes. La técnica que allí aprende la va a ser de gran utilidad, que vinculada a su espíritu experimentador le va a permitir progresar en su búsqueda personal.

Inconformista y trasgresor, forma parte de la Escuela de Pintura al Aire Libre de Chimalistac, fundada por Alfredo Ramos, surgida como proyecto de rebelión contra la rigidez académica. En 1921 recibe a Diego Rivera a su llegada de Europa y es el iniciador del importante Movimiento Gráfico en México. Tras dirigir en 1933 la escuela Nacional de Artes Plásticas, es nombrado de 1937 a 1956, Director de la Escuela mexicana de las Artes del Libro.

Progresivamente se centra en el dibujo, el grabado y la difusión de las artes gráficas en detrimento de su actividad como pintor. Propulsor de importantes proyectos culturales desde los cargos públicos que fue ocupando, muere a causa de una broco-neumonía en su casa, en 1973.